sábado, febrero 15, 2014

El caballete de Nacho

Cuando empecé a escribir algunas entradas sobre cómo hacer un caballete sencillo, recibí un correo de mi amigo Nacho, que se ofrecía a pasarme las cotas de uno que le habían regalado, y que usaba con éxito en su Enduro 250. Y la verdad es que le agradecí el detalle, porque mi intención inicial era tan sólo hacerlos en plan muy sencillo y pensando en motos de trial, que son la mayoría de las que hay en casa.

Pero un buen caballete adaptable no es tan simple de hacer, y por eso agradecí su ofrecimiento, que se concretó en cuanto tuvo oportunidad de ir al lugar donde reposan sus motos de campo. El resultado de su trabajo fue el siguiente: 


Como buen ingeniero, no dejó una sola medida sin tomar, de modo que hoy me ha sido muy sencillo reproducirlo ... o copiar lo que me interesaba del diseño que Nacho proponía, que era casi todo, como luego comentaré.

Sólo hay dos cosas que no hice: no he puesto el refuerzo en la palanca de subida -porque ya había probado antes con mis diseños de caballetes simples que no es estrictamente necesario si está correctamente soldado- y no he usado tornillos M8 para fijar la altura de los verticales, porque me parecía más fiable el tema de los taladros con un tornillo pasante. Otra modificación ha sido cambiar los ángulos de perfil 50x50 por un tubo de 40 mm de diámetro cortado longitudinalmente.

Abajo podéis ver dos de mis copias: uno en rojo y otro pendiente de pintura. En cada uno de ellos he puesto la palanca por un lado diferente, para tener posibilidades de usarlos en motos distintas. No sé si con el tiempo me resultará más cómodo uno u otro. Ya veremos, pero con estos dos puedo probar sin problemas.



Aquí tenéis una vista lateral con una modificación mal pensada. Me explico: pensé que sería buena idea poder usar los soportes semicirculares en modo longitudinal (para coger los tubos de los chasis de doble cuna) o transversal (para sujetar otras motos por las estriberas cuando un escape por abajo nos impida hacer uso del chasis). Y aunque la idea era buena, la ejecución fue una chapuza, porque en lugar de agujerear cuatro veces por dos lados la barra superior, hubiera conseguido el mismo efecto haciéndolo sólo dos veces en la inferior.

Pero ... ¡me di cuenta demasiado tarde! El que está sin pintar lo haré de este modo, pero el rojo ya no tiene remedio.


En la foto de detalle de abajo se puede ver como puse una barrita de acero soldada al tornillo para poder ajustarlo sin necesidad de llaves. Para hacer más simple el montaje, primero le hice al tornillo una ranura en la cabeza con una radial equipada con un disco de repasar.


El resultado es bueno, la verdad. El próximo fin de semana, que ya se habrá secado el caballete, lo ajustaré para las medidas de la King Scorpion, que se merece descansar sin esfuerzo como corresponde a su condición de moto más antigua del garaje.

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Como diría Juan Ramón Jiménez, mi troll es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

Probablemente no tiene huesos y por eso insulta bajo seudónimo. Pero además de cobarde es tan coñazo que he decidido que sólo me moleste a mi. De tal modo que a partir de ahora me quedo con la exclusiva de leer sus bobadas. Disculpadme el resto que os haga pasar por la "moderación" de vuestros comentarios.